jueves, 10 de noviembre de 2011

CHARLA SOBRE JARDINES TERAPÉUTICOS

En Arles, en el otoño de 1888 la pintura de Van Gogh había hecho eclosión: 200 obras que produjo en sólo 15 meses. Los temas naturales estaban imbuidos de vida. El sol y la luz fueron fundamentales -pintó “La Cosecha”. En una de sus tantas cartas a su hermano identificó el color amarillo como “pura luz, y también amor; al azul – infinidad como el cielo nocturno.”




En los jardines del asilo, Van Gogh empezó a pintar casi inmediatamente. En una carta a su hermano Theo, Van Gogh escribe: “...verás que considerando que mi vida la paso mayormente en el jardín, no es muy infeliz”. Posiblemente sea a través de la naturaleza que el talento de Van Gogh se sienta más intensamente y es tal vez gracias a la naturaleza que él no haya decidido terminar con su vida antes. En el verano de 1890,  en su última carta a su madre y hermana en Holanda, Van Gogh escribió: “Para nuestra salud es necesario trabajar en el jardín y ver crecer las flores”

 ‘Vincent’s Irises,’ Paul Getty Museum


Un sabio  jardinero y terapeuta Gene Rothert escribió: “Lo que extraemos de nuestros jardines no es fácil de racionalizar o explicar, pero es algo que nunca deberemos dejar de hacer”.
Tiene razón,  pero los científicos están avanzando en su afán por descubrir qué es lo que nos hace salir a nuestros jardines y poner las manos en la tierra, ¿qué es lo que nos hace sentir placer cuando admiramos nuestros canteros?
Han encontrado que el estar en un ambiente natural baja la presión sanguínea, reduce la tensión muscular e incrementa las ondas alpha en el cerebro. Lo que es más, el simplemente mirar fotos o ver videos de la naturaleza reduce el estrés y aminora la emociones negativas. No es sorprendente entonces, que 300 personas a quienes se les pidió que describieran el lugar más terapéutico, el ambiente más ‘sanador’ para alguien que esté sufriendo dolor o necesidad de afecto y consuelo, describieron un lugar lleno de árboles, agua, vegetación y piedra. Los jardineros no tenemos duda de esto, ya lo sabemos, pero aún los no-jardineros lo reconocen intuitivamente. Dicen que después de lo ocurrido el 11 de Septiembre en Nueva York, los jardines públicos a lo largo y ancho de los Estados Unidos se vieron colmados.
Cuando se le pregunta a los jardineros porque hacen jardines y trabajan en ellos, muchos responden que encuentran una manera de escaparse del estrés causado por el trabajo y las presiones familiares, el diario andar, etc. Aunque el estrés sea subjetivo (mi estrés puede ser tu euforia) y varía en intensidad, una cosa es segura: nuestra salud está íntimamente relacionada con lo bien que podamos manejarlo. Estoy convencida que el aumento en el interés por la jardinería se encuentra en directa proporción con el aumento de estrés en nuestras vidas.
Recuerdo un fascinante documental televisivo en donde un grupo de animados centenarios fueron entrevistados con el propósito de descubrir el secreto de sus largas vidas. Alto en la lista se encontraba la capacidad de manejar la pérdida de seres  queridos. Noté sin asombro que muchos se mostraron trabajando en sus jardines - - tal vez haciendo honor al dicho que los viejos jardineros nunca mueren, simplemente se van en vicio.
Karen York es una horticultora diplomada, editorialista y autora de temas botánicos. Sus artículos ha aparecido en la revista  Gardening Life y en los diarios The Globe and Mail.  Es también miembro del directorio de la Canadian Horticultural Therapy Association.

BETHESDA REHABILITATION HOSPITAL
Una  noticia publicada el 23 de Abril, 2003 informa sobre los planes de demolición de tres importantes edificios que están dentro del campus del hospital. Esto se hace para dar lugar a la creación de jardines terapéuticos para pacientes y sus familias. Son edificios que tienen 120 años de historia –fueron utilizados para albergar dormitorios para los estudiantes e internos, biblioteca, aulas y gimnasio. Ahora ese espacio se está convirtiendo en un gran espacio verde y vital.
Un artículo escrito por Michael Waldhoz para el Wall Street Journal lleva el siguiente encabezado:
GARDEN THERAPY: EL SOLO MIRAR VISTAS NATURALES PUEDE AYUDAR A MEJORAR LA SALUD MENTAL Y FÍSICA.
El artículo hace referencia a la  experiencia personal de Janice Mawhinney – una depresión causada por una pérdida y  que sólo cuando empezó a salir al jardín y a trabajar en ella, cuando  logró recuperar su jardín abandonado, logró también recuperar su salud.
El sentido común y la experiencia nos dice que salir a caminar, escalar sierras o trabajar en el jardín puede restaurar emocionalmente a quienes lo hagan. Científicos ahora están empezando a entender porqué la jardinería –o simplemente ver un paisaje maravilloso- puede tener la poderosa habilidad de promover mejorías ‘medibles’ en la salud tanto mental como física de las personas.
Utilizando la ciencia como base, una nueva práctica de la horticultura con fines terapéuticos está surgiendo. Cada vez más hospitales están utilizando el conocimiento de los psicólogos ambientalistas para construir pequeños pero elaborados jardines para pacientes, visitas y para médicos estresados. Algunos jardines botánicos urbanos y centros de rehabilitación están creando los ahora llamados healing gardens o jardines ‘sanadores’ con programas de terapia hortícola que enseñan a los pacientes y al público sobre los efectos recuperativos que el mundo de la naturaleza tiene sobre la psiquis humana
“Si algún investigador hubiera seriamente propuesto, hace dos décadas, que los jardines podrían mejorar los resultados médicos, ésta postura hubiera sido recibida con sorna por la mayoría del cuerpo médico.” Esto sostiene Roger Ulrich, profesor de la Universidad A&M de Texas y destacado investigador sobre los efectos que el ambiente tiene sobre la conducta. “Ahora tenemos estudios que demuestran que factores psicológicos y ambientales pueden afectar los sistemas fisiológicos y el estados de la salud”.
Un estudio publicado en junio de este año encontró que aquellos que fueron expuestos a la naturaleza se recuperaron del estrés mucho más rápidamente que aquellos que no estuvieron expuestos, y lo que es más, los efectos positivos se sintieron casi inmediatamente.
Los resultados de la investigación de Ulrich demostraron que pacientes hospitalizados cuyas ventanas tenían vistas al paisaje exterior se recuperaba de la cirugía más rápidamente que aquellos quienes no tenían acceso a las vistas del paisaje/jardines. Otros estudios han encontrado que simplemente el mirar un jardín o entorno natural puede reducir la presión sanguínea y el desacelerar el pulso y que inclusive puede aumentar la actividad cerebral que controla los estados de ánimo.
Un creciente cúmulo de evidencia sugiere que los humanos están ‘armados’ no sólo para disfrutar de una agradable vista de la naturaleza, pero para explotarla también – como una droga- para relajarse y renovarse después de una experiencia estresante.
Nuestros primitivos antecesores –teoriza Ulrich- probablemente necesitaron una manera rápida de recuperarse de una experiencia traumática como pudo ser una cacería, una batalla o un ataque de algún animal salvaje. “Podrán imaginar que aquellos que podían miran hacia una savannah abierta, ‘viendo’ la seguridad y tranquilidad, podían sentir un rápido alivio pero también los ponía en alerta a su entorno –éstos serían los que tendrían el beneficio de supervivencia, la ventaja por encima de los demás”. Dice Ulrich.
Los científicos han documentado este efecto restaurador en un número de experimentos controlados. En el estudio publicado en el Nº de junio de la Journal of Environmental Psychology, el Dr. Terry Hartig y sus colegas en la Universidad de Irvine, California – midieron una marcada diferencia psicológica, de atención y de cambios de humor en pruebas hechas a sujetos expuestos a entornos naturales y urbanos.
En el experimento 112  jóvenes adultos fueron asignados una variedad de tareas estresantes incluyendo manejar a un lugar que no habían visitado anteriormente. Luego, las personas que se sentaron en un cuarto con vista a árboles y luego caminaron por una reserva natural mostraron una baja en la presión sanguínea y un cambio substancialmente más positivo en sus sentimientos que aquellos que se sentaron en cuartos sin ventanas y que luego caminaron en medio de una zona urbana de mediana densidad.
Algunos de los cambios pudieron ser medidos a los pocos minutos de estar expuestos a los entornos naturales, dice Hartig, ahora en la Universidad de Uppsala en Gavle, Suecia. Es consultor para varias ciudades europeas cuyas autoridades en planeamiento de ciudades están considerando expandir las ahora llamadas selvas urbanas.
Jaime Raimes, 64 años y retirado de una firma editorial, siente un efecto como éste cuando regresa a su modesta casa en el campo en Chatham, N.Y. “Los sonidos, los aromas, y las vistas ejercen un inmediato efecto calmante en cuanto salgo del auto,” sostiene Raimes.
Muchos jardineros dicen que pierden noción del tiempo mientras están sacando yuyos, plantando o podando. “Yo puedo y con frecuencia lo hago, trabajar en el jardín desde la mañana temprano hasta la puesta del sol, al punto de excluir muchas otras cosas en mi vida,” admite Raimes.
Y es así. Personas que se han mudado a zonas fecundas sienten la biológica atracción de la jardinería que puede ser fuertemente adictiva –indudablemente es un escape bastante más seguro y son que otras adicciones.
Muchas culturas han hace mucho comprendido las influencias armonizantes de la flora. Henry Thoreau, un naturalista   americano de mediados del siglo IX escribió de manera persuasiva sobre el impacto de la naturaleza sobre el bienestar humano en su libro “Walden”.
Uno de los arquitectos paisajistas pioneros, Frederick Law Olmsted, “entendió la necesidad que tenían los fatigados habitantes urbanos en recuperar su capacidad de concentrarse en el contexto de la naturaleza,” dice Stephen Kaplan, quien junto con su mujer Rachel, en la Universidad de Michigan, han ayudado a fundar el campo de la psicología ambiental. En la década de 1860, Olmsted empleó sus conocimientos al diseñar el Central Park de Nueva York, con sus acres de sinuosos caminos y vistas naturales así como también una enorme cantidad de otros parques diseñados utilizando el Central Park como modelo.
“Los jardines de los nobles del Antiguo Egipto, los jardines amurallados de los asentamientos persas en la Mesopotamia, y los jardines de los mercaderes en las ciudades de la China medieval indican que los primeros moradores de zonas urbanas tomaron fuertes medidas para mantener contacto con la naturaleza,” según Ulrich de la Texas A&M. Más recientemente, el zoólogo de Harvard, Edward O. Wilson ha escrito extensivamente sobre esta afinidad natural, que el llama biophillia y que es en parte una tendencia genética por parte de los humanos de responder positivamente hacia la naturaleza.
Las últimas investigaciones y escritos sirven como base intelectual para la relativamente nueva práctica de terapia hortícola. Los Practicantes (los sanadores por así llamarlos) sostienen que sus experiencias demuestran que la jardinería puede tener especial beneficio para la salud mental porque ofrece un sentido de control –la contrapartida psicológica de la ansiedad y el estrés.
Esto es especialmente importante para pacientes que se están recuperando de embolias u otros traumas o quienes están aprendiendo a vivir con discapacidades físicas o mentales, dice Teresia Haze, veedora de los programas de terapia hortícola del Legacy Health System en Portlandi, Oregon.
Hazen recientemente ayudó a diseñar un galardonado jardín en el Hospital Buen Smaritano de Legacy que tiene un doble propósito. Pacientes haciendo rehabilitación reciben tratamiento en él –dice- pero también son muchos los doctores y enfermeras que solo pasan por ahí para pasear, sentarse o simplemente pararse y admirar el lugar, tal vez solo por unos minutos. Es fácil ver cómo se siente atraídos por el jardín y que es una fuente de alivio.


Varias Facultades de Arquitectura ahora tienen académicos especializados en el estudio sobre qué clase de jardines atraen a qué tipo de usuarios. “Algunos hospitales solo ponen algunos arbustos y árboles y esperan que cumplan con el efecto deseado,” dice Clare Cooper Marcus, profesora en la Universidad de Berkeley, California, quien a viajado por todo el mundo analizando jardines emplazados en lugares dedicados a la atención de la salud. Un mejor jardín, dice ella, “permite que la gente interactúe con el ambiente natural”.
Un healing garden se define como un jardín en un entorno ‘sanador’ diseñado para hacer que la gente se sienta mejor. Las ideas sobre qué debería ponerse en el jardín se toman de precedentes históricos, estudios clínicos, literatura, entrevista con diseñadores, y guías existentes como también la experiencia personal. La consideración primordial para diseñar el espacio es el estado emocional, o cómo se sentiría la persona cuando se encuentre en ese espacio. Para que un jardín ‘sanador’ sea un éxito, la persona o personas en el jardín deberán sentirse menos estresadas, más cómodas, seguras y energizadas.




Datos recopilados y traducidos de variadas fuentes en Internet utilizando las siguientes palabras claves: Healing Gardens, Horticultural Therapy, Terapia Hortícola.
Eileen Banks de Dean                      13 Noviembre, 2003

3 comentarios:

  1. ¡Me encantó Eileen tu nota! Es un tema interesantísimo. Me dieron ganas de saber más y poder practicarlo en mi jardín. Gracias!!!
    Dolores del grupo jardín Jacarandá

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  2. Me alegro Dolores - además también es un tema interesante para platear a las distintas comunidades, ¿no?

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  3. Excelente nota. Felicitaciones! Tienes bibliografía sobre jardines sanadores que puedas compartir?

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